Yo soy...

Mi foto
Monterrey, Mexico
Regio, rayado de corazón, pediatra de profesión y subespecialista en neonatologia. Me encanta asistir nacimientos humanizados, promover la lactancia y cuidar la salud de los pequeños. Ademas, soy jugador de poker, ultracarnívoro, aficionado a los deportes, a la música, las películas y las apuestas; disfruto de un buen vino, de un buen libro, de un buen viaje y me encanta la buena comida, sobre todo la asada en leña; soy sincero, directo, no me gustan los rodeos y aprecio el humor sarcástico e irreverente. La vida es mejor si la vivimos con una sonrisa...

viernes, 7 de octubre de 2011

Dormir bien

Es bien sabido por todos, que gran cantidad de enfermedades y padecimientos, tienen su origen al menos en parte, en nuestros hábitos de vida.
La gente que vivimos en grandes ciudades, nos vemos a veces forzados a caer en un vertiginoso torbellino de rutinas, y a dejarnos llevar por la excesiva velocidad de estas ciudades.

Sin embargo, imposible negar también, que aprovechando los medios masivos de comunicación y la tecnología, ahora pareciese estar “de moda” la concientización y preocupación por mejorar estos hábitos. Algunos por iniciativa propia, y otros más convencidos a través  de las campañas mercadotécnicas de negocios y empresas que lucran con esto, hemos empezado a ser más “obsesivos” con nuestra alimentación y con el ejercicio.

Por dondequiera vemos que se ofrecen dietas y regímenes alimenticios novedosos; algunas propuestas por verdaderos expertos en nutrición, y otros por charlatanes. Algunas dietas libres y gratuitas para todos, y otras a precios sorprendentemente altos.
Vemos en los supermercados las áreas de alimentos orgánicas, vemos la aparición de restaurantes de comidas “dietéticas” o “sanas”, y en los restaurantes convencionales, vemos la inclusión en sus menús de secciones “bajo en calorías”.
Por otro lado, el boom del ejercicio. Aplicaciones en nuestro mismo teléfono que nos ayudan con nuestras rutinas deportivas, novedosos entrenamientos (como el insanity), y de igual manera la aparición masiva de negocios como gimnasios y academias.

Pero hay otro hábito más que creo muchos olvidamos. Y es importantísimo:
DORMIR BIEN


La cantidad y la calidad de nuestro sueño, repercute en nuestra salud, y cuando estas son deficientes, nuestro mal descanso se ve ligado a diversos trastornos, incluyendo enfermedades cardiovasculares, respiratorias o metabólicas, dolor crónico o depresión.
Numerosos estudios han concluido que las alteraciones del sueño pueden acentuar problemas tanto médicos como psiquiátricos, y a su vez estos problemas producen alteraciones en la calidad del sueño, por lo que pueden ver como se trata de un peligroso círculo sin fin.
Existe también un nexo entre la obesidad y las alteraciones de la cantidad y la calidad del sueño, y la duración acortada de este, se ha relacionado con un peor control de las glicemias (cifras de glucosa o “azúcar” en sangre) en pacientes diabéticos.

Y que hay de nuestro cerebro?

Todos sabemos que nuestro cerebro no funciona bien cuando no dormimos el tiempo que necesitamos. Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard, descubrió que el cerebro sigue aprendiendo cuando está dormido. El neurocientífico Matthew Walker, encontró que cuando dormimos, podemos mejorar la eficiencia de nuestra memoria en un 20 %, pues ese es el momento en que el cerebro relaciona los nuevos conocimientos, con otros recuerdos o capacidades que ya poseíamos.
Contando con 62 voluntarios, el equipo de Walker realizó una serie de pequeños experimentos, uno de los cuales consistía en evaluar la capacidad de escribir una secuencia de letras con la mano no dominante (en un teclado), en dos situaciones distintas. La primera, entrenando a los voluntarios durante la mañana y efectuando la prueba 12 horas después, lo que arrojó una mejoría del 2% en el desempeño. La segunda, entrenando a los voluntarios de noche y reexaminándolos a las 12 horas, después de un sueño reparador, en la que la mejoría fue considerablemente mayor, ya que alcanzó al 20% como promedio.

                Por otra parte, utilizando estudios como el electroencefalograma (EEG) realizaron un análisis en el patrón de sueño, hallando una fase que se denomina Fase II. Cuando sucumbimos a un sueño profundo y reparador, esta es la etapa que atravesamos antes de entrar en la fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR), que es cuando ocurren los sueños. Según Walter, pasamos alrededor del 50% de la noche en Fase II sin MOR.

Al examinar los períodos de sueño, los investigadores hallaron que el momento más crítico para el aprendizaje parece ser el último cuarto de la noche; es decir, si durmieramos ocho horas, las dos últimas serían las más importantes. Y tristemente, como mencionan los investigadores: "Esta es la parte del sueño reparador que muchas personas interrumpen al levantarse temprano en la mañana".

Pero qué hacer cuando nuestros trabajos u obligaciones nos obligan a levantarnos temprano?, o cuando contemplando la larga lista de actividades del día, muy temprano en la mañana resulta le mejor hora para nuestras rutinas de ejercicio?
Acaso la respuesta es ignorar el despertador y llegar tarde a nuestros compromisos?, acaso es suprimir ese momento destinado para ejercitarnos con la justificación de quedarnos en la cama?
NO!!!
La respuesta es TENEMOS QUE IR A LA CAMA MAS TEMPRANO!!....y con esto obvio lograremos una cantidad adecuada de sueño.

Mientras dormimos, la información recibida en la vigilia (tiempo en que estamos despiertos) es rememorada, para ser almacenada o descartada. Este proceso de almacenamiento fortalece las sinapsis (unión) entre las neuronas que albergan lo aprendido, y es la mejor forma que tiene el cerebro de imprimir la nueva información.

Además, el permitirnos dormir las horas que necesitamos, nos ayuda a recuperarnos mental y físicamente de las actividades del día, algo sumamente importante, pues sin un buen descanso, tampoco podremos estar en condiciones de aprender.

                Y por supuesto no podemos dejar a un lado el hecho de que un mal descanso, influye negativamente en nuestro estado de ánimo, en nuestro humor, y esto a su vez representa un efecto nocivo para nuestras relaciones interpersonales.

Mi conclusión y sugerencia es que debemos de voltear a ver nuestro patrón de descanso. Debemos de procurar dormir bien, y con dormir bien me refiero a cantidad y calidad. Las repercusiones en nuestra salud física y mental son evidentes.

Algunos consejos:

- Tomar un baño en agua caliente antes de dormir

- El sueño no debe de ser forzado, que en otras palabras quiere decir, que no se queden viendo el techo si no les llegan las ganas de dormir, pueden ponerse a leer algo por ejemplo en lo que llega el sueño

- Evitar la cafeína

- Es recomendable no comer mucho en la cena, pues nuestro metabolismo continúa por la noche, aunque nosotros estemos dormidos, y esas cenas "excesivas" hacen estragos en nuestro descanso.

- Relájate antes de dormir, crea un espacio personal de entre 5 y 15 minutos donde hagas algo que realmente te lleve a la serenidad

- Despeja tu mente, sin duda alguna por esta razón es que pocas personas duermen bien, puedes empezar a despejar la mente escribiendo las cosas pendientes  para el día de mañana, porque si te acuestas con ellos en mente, probablemente ni duermas.

- Consigue una buena almohada, debe ser una con la que se sientan en posición natural y deba conservar la curvatura del cuerpo que tenemos por defecto.

- Un colchón duro les hará un gran favor a su espalda, no crean que el más "suavecito" es de lo mejor, lo que de verdad ayudará a  nuestra columna, es un soporte suave, pero suficiente para que el colchón no se deforme con tu peso.

- Duerman y despierten a la misma hora, sin duda el más importante consejo y una gran disciplina que pocos pueden dominar, y en cantidad: con que duerman 7 u 8 horas su cuerpo les agradecerá.



Saludos!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario